DESDE EL NACIMIENTO HASTA LA ETERNIDAD
DESDE EL NACIMIENTO HASTA LA ETERNIDAD
Hay
un ciclo de vida. Desde nuestro nacimiento en la tierra tenemos dos reinos
donde existen el cuerpo y el espíritu. Después pasamos al estado temporal, es
decir, a un lugar donde vamos a estar por un tiempo limitado. Este lugar se
llama hades y en él, solo existen espíritus que estarán allí hasta pasar al
estado eterno. Por tanto se equivocan los que declaran que sus antepasados
fallecidos están en la gloria; no están en la gloria, están en el hades.
Indistintamente que hayan llevado una vida santa o no, todos los que fallecen
van al hades, según la Santa Palabra de Dios. No podemos asegurar que alguien
esté en un lugar u otro del hades; por eso, el Señor nos ordenó no hacer
juicios, ya que el juicio, es solo suyo. En la tierra existen dos reinos: el
reino de Dios o Iglesia y el reino de Satanás o tinieblas. En el reino de
Satanás hay una línea vertical que dice: “pecado”. El pecado, es pues, la
frontera entre los dos reinos. Es el reino de Satanás el que usted habrá
elegido si su espíritu descansa allí, en el lugar de los pecadores. Si eligió
el bien y la vida, estará en el Reino de Dios o Iglesia de Dios, donde se
encuentran las personas que vivieron en obediencia a Dios, los niños y los
cristianos fieles. Los infieles y las personas que no estuvieron obedeciendo a
Dios y murieron, todos los que no son salvos, se encuentran allí, porque
escogieron el mal y la muerte. Mientras estamos con vida, todos tenemos la
probabilidad de ir al lado bueno del hades, es la razón de que Cristo siempre
nos esté llamando.
Pero…
¿cómo entran los no salvos al reino de Dios y la Iglesia? Usted puede observar una llave que permite que
entren los no salvos a la Iglesia del Señor o Reino de Dios. Dicha llave es, “oír la Palabra de Dios y obedecer los diferentes pasos que
figuran escritos en dicha Palabra”. Oír, creer, arrepentirse, confesar,
bautizarse y ser fieles hasta la muerte. Estoy representando aquí el Reino de
Dios o Iglesia de Cristo y también el reino de Satanás y las tinieblas. A
través del Evangelio se tiene acceso al Reino de Dios o Iglesia de Cristo.
Cristo hace el llamamiento en Mateo 11:28 “Venid a mí todos los
que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Es el llamado de Cristo. ¿No lo oirás?
Mientras
estamos en la tierra, tenemos cuerpo y espíritu, pero nadie escapa a la muerte.
Hebreos 9: 27, nos lo dice: “Y
de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y
después de esto el juicio”
Al
morir, nuestro cuerpo físico, que es cuerpo animal va a la tumba; el cuerpo
duerme. En 1ª Co. 15:44
dice que se siembra cuerpo animal, miren:
“Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo
espiritual. Hay cuerpo animal y hay cuerpo espiritual”. Esta es una
clara y extraordinaria representación de lo que pasa cuando una persona muere.
Su cuerpo se va a la tumba y su espíritu al hades o Seol. Los espíritus que está, en el Reino o la Iglesia y los que
están en el reino de Satanás, al morir, abandonan sus cuerpos y se van al hades,
que es un estado temporal. Solo se estará allí hasta el juicio final. Pero
veamos las características de hades.
El
hades se compone de dos espacios; el paraíso y el tártaro y los separa un
abismo. En el paraíso que es una parte
del hades, está Dios y lo dice Salmo 139:7-8. “¿A dónde
me iré de tu espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiera a los cielos, allí estás tú; y si
en el Seol hiciera mi estrado, allí tú estás”. Y el hades es el mismo Seol. Lucas 16: 16—31. “19 »Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino
y hacía cada día banquete con esplendidez. 20 Había también un mendigo llamado
Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, 21 y ansiaba
saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían
y le lamían las llagas. 22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por
los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.
23 »En el hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos
a Abraham, y a Lázaro en su seno. 24 Entonces, gritando, dijo: “Padre Abraham,
ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en
agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama.” 25 Pero
Abraham le dijo: “Hijo, acuérdate de que recibiste tus bienes en tu vida, y
Lázaro, males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. 26 Además
de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera
que los que quieran pasar de aquí a vosotros no pueden, ni de allá pasar acá.”
27 »Entonces le dijo: “Te ruego, pues, padre, que lo envíes a la
casa de mi padre, 28 porque tengo cinco hermanos, para que les testifique a fin
de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.” 29 Abraham le dijo:
“A Moisés y a los Profetas tienen; ¡que los oigan a ellos!” 30 Él entonces
dijo: “No, padre Abraham; pero si alguno de los muertos va a ellos, se
arrepentirán.” 31 Pero Abraham le dijo: “Si no oyen a Moisés y a los Profetas,
tampoco se persuadirán aunque alguno se levante de los muertos.” Jesús nos relata al rico y Lázaro. Lázaro en el
paraíso y el rico en el tártaro. Vamos a ver ahora qué espíritus son los que
van al paraíso y cuales son los que van al tártaro. Aunque para muchos, sobre
todo en el ámbito católico, todos van a la gloria. Mas se equivocan y esto, por
causa de las malas enseñanza que han recibido, al margen de la Palabra de Dios
y, también, por el poco celo que han mostrado por la verdad. Al morir un cuerpo de niño o de un ser fiel
va a la tumba, pero sus espíritus, van al paraíso. Así mismo, los cristianos que fueron infieles van a ir al tártaro, lugar de sufrimiento constante, juntos con los no
salvos; y todos los no salvos del reino de Satanás o las tinieblas.
En
el tártaro se encuentran los ángeles que pecaron 2ª Pedro 2:4. “Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los
arrojó al infierno y los entregó a prisiones de oscuridad, donde están
reservados para el juicio”. Vemos que dice: “Arrojándolos al infierno”.
Pero no se confundan, porque si nos vamos al original griego, allí dice
“tártaro” y eso es el abismo más profundo del hades, donde están, en tormento continuado,
los que en sus vidas pertenecieron al
reino de Satanás o tinieblas. En este caso, hablamos de que el rico está en el
tártaro, mientras que Lázaro, está en el paraíso. Los espíritus que están en el
hades, no pueden comunicarse con las personas que están en la tierra, según la
Santa Palabra de Dios. (Esto para los ignorante que dicen ser ayudados por sus
seres queridos muertos) los espíritus que están en el hades, tanto en el
paraíso como en el tártaro, tienen memoria; cuando ocurra la segunda venida de
Cristo, va a haber una resurrección de
vida y una resurrección de muerte, lo podemos ver en Juan 5:28-29. “No
os asombréis de esto, porque llegará la hora cuando todos los que están en los
sepulcros oirán su voz; y los que
hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida; pero los que hicieron lo
malo, a resurrección de condenación”. De manera que el cuerpo físico,
que es cuerpo animal, va a resucitar con un cuerpo espiritual. 1ª Co. 15: 44. “Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay
cuerpo animal y hay cuerpo espiritual”. Va a
haber pues, una resurrección de vida y
una de muerte, Tanto uno como otro se va a unir al cuerpo espiritual que dormía
en la tumba. Esto, para los que creemos en el Dios todopoderoso no nos parece
nada imposible como a muchos ateos les parece. En esa segunda venida de Cristo,
va a ocurrir el fin. Vamos a ver qué significa el fin: Hechos 9:28. “No os
asombréis de esto, porque llegará la hora cuando todos los que están en los
sepulcros oirán su voz; y los que
hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida; pero los que hicieron lo
malo, a resurrección de condenación”. 1
Tesalonicenses 4:13-18. “Tampoco queremos,
hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis
como los otros que no tienen esperanza. Si creemos que Jesús murió y resucitó, así
también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos
esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta
la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. El
Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego
nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados
juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así
estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con
estas palabras”. Nos dice Jesús que traerá a
los que durmieron en Él y 2ª tesalonicenses 1:7-9, dice que Jesús vendrá con
ángeles en su segunda venida: “…mientras que a
vosotros, los que sois atribulados, daros reposo junto con nosotros, cuando se
manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama
de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios ni obedecen al
evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
Estos sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del
Señor y de la gloria de su poder”. Ap. 20:14
nos dice que la muerte y el hades irán al fuego: “La muerte y el Hades fueron
lanzados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda”. 2ª P. 3: 10 dice que la tierra será quemada: “Pero
el día del Señor vendrá como ladrón en la noche. Entonces los cielos pasarán
con gran estruendo, los elementos ardiendo serán deshechos y la tierra y las
obras que en ella hay serán quemadas”. Ya resucitados con cuerpo y con
espíritu, todos se presentarán ante el
tribunal de Cristo. No de la virgen, ni de otros personajes, sino de Cristo;
que Él sea por siempre, bendito y alabado. En el día del juicio final, va a
haber un solo juicio donde todos compareceremos. Y cada cual responderá solo
por sí mismo. Juan 3: 13 nos dice: “Nadie subió al
cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo”.
De manera que, en el cielo, solo se encuentran Dios y Cristo junto con sus
ángeles. En ese día del juicio, solo va a haber dos caminos, uno lo seguirán
los salvos, el otro lo seguirán los malvados; los salvos, hacia el hogar
celestial; la nueva Jerusalén, pero el camino de los malvados será el que les
llevará al infierno; el lago de fuego o muerte segunda ¿Quiénes van a estar en
el hogar celestial o nueva Jerusalén? Los fieles del A. T, y los del N. T, que estaban en el paraíso del hades y que
incluye a los cristianos fieles y a los niños. Esto quiere decir: “a todos los
que aceptaron a Cristo como su Salvador”. En el hogar celestial los que fueron
fieles hasta la muerte, los que estuvieron en la tierra, tendrán su ciudadanía
como podemos ver en Filipenses 3:20. “Pero nuestra
ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor
Jesucristo”. Es el lugar celestial, el cielo o donde mora Dios, que es
reservado para la Iglesia de Cristo y,
Ap. 20:15 nos dice. “El que no se halló inscrito en el
libro de la vida, fue lanzado al lago de fuego”. Solo los que están inscritos en el libro de
la vida podrán estar en el hogar celestial. Los malvados, irán al lago de fuego o muerte segunda y
definitiva ¿Quiénes son los que estarán allí? Los cobardes, los incrédulos, los
abominables, los fornicarios, los hechiceros, los idólatras y los mentirosos.
En general, todos los no salvos que vivieron en el reino de Satanás, cuando
vivieron en la tierra junto al diablo y sus ángeles, y además, la muerte y el
hades también irán con ellos al lago de fuego.
Usted
podrá recibir muchas misas, le podrán rezar muchos rosarios y habrá muchas
imploraciones por su alma a los santos y
a los ángeles, a todos los ejércitos del cielo, pero de nada le servirá. Usted
escogió aquí, en vida. Después de la
muerte ya nada podrá hacer. Así que, hoy es el día de la salvación, hoy es el
día en que Dios te llama y hoy es el día en el que tú puedes determinar donde
quieres pasar la eternidad. No vaciles, no claudiques. Piénsalo, decide,
determina, escoge el bien. Cada uno de nosotros podemos hacer voluntariamente
lo que hizo el rico o lo que hizo Lázaro o Rut; escoger el bien, escoger la
vida. Porque fíjese lo que dice Cristo: “si alguno
quiere venir en pos de mí, si alguno quiere (apelando a su voluntad) “Si
tú quieres venir a mí” yo encantado te aceptaré, te recibiré. Y, tal como dice
el salmista “el corazón
contrito y humilde, no desprecias Tú, oh Dios” El mismo Cristo dijo: El que a mí viene, no le echo fuera”. Y también dijo Cristo: he aquí yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y
abre la puerta, entraré a él y él
conmigo; otra vez apelando a la voluntad del individuo. ¿Podrá Cristo atravesar
la puerta de cada corazón? Claro que puede, porque para Cristo nada hay
imposible; pero en este caso, simplemente llama, para que si el hombre
quiere, le abra voluntariamente y así lo
hace. Cristo está dispuesto a entrar, morar, vivir y cenar con él. Pero nada
tiene valor, ante Dios, si es algo obligado, por la fuerza. Esta práctica se ha
llevado a cabo muchas veces a lo largo de la historia, formando parte de la
gran apostasía, que arranca casi, desde el primer siglo de la cristiandad ¿Estás dispuesto a abrir la puerta a Cristo?
Conclusión:
Esto es algo serio. No podemos seguir siendo engañados por los siervos de
Satanás, que son aquellos que hacen falsas interpretaciones de la Santa Palabra,
y que, además, cooperan con los malvados, para hacer el mal. Estos son los
siervos de Satanás y también, todos los que siguen sus pasos y enseñanzas. La
misión de ellos, en definitiva, es la de alejar a los hombres de Dios. Para
ello no dudarán en desacreditar hasta la propia Palabra de Dios, si fuera
necesario. Meterán a los hombres en la duda, para desde la duda arrastrarlos a
satisfacer sus deseos, o evitar que se acojan a la salvación de Cristo.
Epístola
de Judas. “…porque algunos hombres han entrado
encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta
condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro
Dios y niegan a Dios, el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo”. Estos son los engañadores de los cuales es preciso
guardarse.
¿Cómo
lo hacemos? ¿Cómo los conoceremos?
Es
muy fácil: no creyendo más que lo que la Santa Palabra de Dios dice.
Escudriñando las escrituras con buena voluntad y oración para que Dios nos
ilumine. No dejándonos levar por lo que nos dicen, sino por lo que nosotros
entendemos que es la verdad después de haber estudiado a fondo la Biblia, si es
preciso con la ayuda de un hombre de Dios. En realidad la Palabra de Dios, es más sencilla de lo que podemos pensar y
podríamos decir que todos los deseos de Dios ya están escritos en nuestros
corazones, pero nuestro egoísmo, interés y pasividad nos hacen buscar otra
verdad que nos conturbe menos. Ese es un error grande, por eso el Señor no va a
justificar a ningún hombre, sino todo lo contrario, porque el Señor nos conoce.
Diccionario:
Hades: Lugar dividido en dos partes. Una para los que han
muerto en gracia de Dios, y otra donde van los que mueren habiendo vivido
alejados de Dios.
Tártaro: Lugar de tormento del hades
Paraíso: Lugar de gozo junto a Dios en el hades.
Nueva Jerusalén: La ciudad de la nueva tierra que será creada para
habitar por toda la eternidad los salvos juntos con Cristo.
El abismo: El lugar más profundo del hades donde fueron echados
los ángeles que desobedecieron al Señor.
Escudriñar: mirar a fondo, con detenimiento, con toda voluntad
de encontrar algo que está escondido a los ojos del impío.
Muerte primera: es la muerte que nos lleva al hades, apartando
nuestro cuerpo de nuestro espíritu por un tiempo, mientras que el Señor decide
la fecha del juicio final.
Muerte segunda: la muerte definitiva que ocurrirá después del
juicio.
Final: Una vez celebrado el juicio, los salvos pasarán a la
nueva Jerusalén con Cristo para una vida eterna. Los malvados o condenados
serán destruidos, junto al hades, los diablos, y la muerte. El mal ya no
existirá más.
Reino de Dios: el Reino de Dios es la Iglesia de Cristo y cada
creyente es un miembro de la Iglesia que es el Cuerpo de Cristo y también la
Esposa del Cordero.
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