PRIMEROS ESCRITORES CRISTIANOS




PRIMEROS ESCRITORES CRISTIANOS

Los primeros escritores  antes del Concilio de Nicea, tuvieron que contender ardientemente contra judíos y paganos. Todo el siglo III y IV se hubo de luchar contra las herejías más poderosas y diferentes que surgían por doquier en el mismo seno de la Iglesia Cristiana. Como ya nos dijeron algunos apóstoles de Jesús, se introducían lobos disfrazados de cordero, haciendo estragos dentro de la iglesia. Para combatir dichos errores doctrinales se formaron escuelas para estudiar la Palabra y fue la más notable la escuela de Alejandría donde destacaron algunos personajes dignos de mención como: Clemente “de Alejandría” y Orígenes. He de decir que estos escritores de la doctrina cometieron serios errores enmarcados muchos de ellos, sin ningún género de dudas, dentro de la herejía más evidente. Ocurrió muchas veces  el caso de que, dichos errores, acabaron por declarar herejía lo que no lo era y aceptarse lo que sí constituía claramente doctrina herética y que, muchas de sus prácticas, se conserva hasta nuestros días.  

Se dice que Orígenes fue quizás, uno de los más notables conocedores de las Escrituras de la época. Ambos, Clemente y Orígenes llegaron a la conclusión de que la Biblia era la Palabra de Dios viva. No eran muchos los que pensaban esto, pues si bien pensaban que se trataba de la Palabra de Dios, la tenían por una Palabra muerta. Sin embargo ellos convencieron a la mayoría de que realmente se trataba de una Palabra viva y activa. Llegaron a concluir que el Nuevo Testamento realmente iluminaba al Antiguo, no tardando mucho tiempo en saltar el mar esta sabiduría y extenderse por todo el Occidente cristiano, donde nos encontramos con personajes defendiéndolas, como Tertuliano, Hipólito de Roma y Cipriano, entre los más notables y, claro está, que hubo muchos más, que iremos nombrando en otros estudios.

Entre los errores que cometieron los primeros cristianos, se encontraba el de llamar “padres” a estos personajes, torciendo ya las Escrituras de alguna manera, y que fueron hiriendo cada con vez, más gravedad, a la Iglesia del Señor. El Señor Jesús había llegado a decir: Mateo 23:9 Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos.
Muchos escritores, llaman padre a personajes más o menos relevantes con lo cual están pecando al hacerlo. Pero mirad, están pecando ellos y los   que dejan que así les llamen; ambos están  en el error y llevando a muchos a pecar por su mala conducta. No es necesario llamar “padre” a quien no lo es. Vemos que este vicio es contemplado a raíz de la desaparición de los seguidores de Cristo personales; ellos nunca se dejaron llamar “padre”. El caso es que, como me dispongo a hablaros de estos personajes primeros, que continuaron la labor de los apóstoles, he visto necesario comentar acerca de esto que se ha tratado a lo largo de la historia de muy diferentes maneras, sin llegar a conclusión alguna que halla sido acogida como Dios manda: unánimemente, como es preceptivo.   

El próximo comentario versará sobre Clemente de Alejandría que también es llamado “padre”, como tantos otros.


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