ENSAYO SOBRE LA FELICIDAD II
ENSAYO SOBRE LA FELICIDAD II
La felicidad no está solamente en nosotros. Si
buscas tu felicidad, has de saber que pertenecemos al cosmos y formamos una
masa de átomos que se atraen irremediablemente, POR LA VOLUNTAD DE DIOS. Sí, somos felices a medida de la relación que
tengamos con el resto de la Creación, cuánto más, si mantenemos una buena
relación con el Creador. Si estudiamos a fondo todas las causas de la
infelicidad, nos encontramos que detrás
de ellas está la desobediencia a Dios, en la inmensa mayoría de los casos. El
resto, es causado por nuestra propia ignorancia. El pecado es una enfermedad
terrible causante de los mayores infortunios; infortunios que no padecen por
necesidad los pecadores exclusivamente, sino toda la Creación. Solemos no mirar
el asunto del pecado de una forma ampliada, en cuanto a su alcance, pero este,
es capaz de transportarse a todos los lugares de la tierra de forma
extraordinaria y afectar a todo lo que tiene vida. Sin embargo, la persona que
está verdaderamente en paz con Dios—sabemos que para estar en paz con Dios es
necesario estarlo con Su Creación—es una persona sabia, y por tanto, con todas
las ventajas necesarias, para ser feliz. Si tenemos en cuenta que la
infelicidad casi siempre viene por no tener algo que creemos merecer o que
deseamos, bueno es saber que, ni nos lo merecemos todo, ni todo lo que deseamos
lo necesitamos realmente y que la enseñanza de que, a todo tenemos derecho y
merecemos, nos arrastra a un estado de mayor infelicidad. Una de las cosas
importantes que tenemos que tener en cuenta, es que, la felicidad, no es según
nuestros pensamientos y deseos, sino que debemos contemplar dos espacios
fundamentales: posibilidad e imposibilidad. No son pocas las personas que
estuvieron media vida infelices por algo y otra media vida infelices igualmente
por haberlo conseguido. Ni siquiera la necesidad la debemos convertir en afán
de poseer, porque si bien, el carecer de todo nos sitúa en una situación de
felicidad, el tenerlo todo sabemos que mucho menos. Eso sabiendo que “nada” y
“todo” es una falacia, pues, ninguna de las dos, son ciertas en ningún caso.
Por eso el consejo mejor es Dios, porque cuando creemos en Dios sabemos que
tenemos muchas cosas que apenas valoramos, pero que están ahí sin que nos haya
costado ningún esfuerzo. Podemos disfrutarlas, nos las merezcamos o no. Y
cuando tenemos muchas cosas, Dios nos puede hacer sentir remordimiento por
ellas y saber que a muchas personas las hemos despojados aún de las pocas que
tenían y esto, puede contribuir a hacer que no seamos totalmente felices.
También los que mucho tienen pueden ser arrastrados a la perversión de la
propia riqueza, aunque esto, tampoco exime a los pobres, que igualmente, pueden
ser arrastrados por la pobreza a otra o a la misma perversión, visto desde al
óptica divina.
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